Valor Terapéutico del Perdón

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Qué no es perdonar: No es justificar comportamientos negativos o improcedentes, sean propios o ajenos. El mal trato, la violencia, agresión, traición y la deshonestidad son sólo algunos de los
comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. Se puede sentir que es conveniente e incluso necesaria una medida firme y decisiva, como el divorcio, el pleito o el fin de la relación para impedir que vuelva a tener lugar ese comportamiento. El Perdón no quiere
decir que se apruebe o defienda la conducta que ha causado sufrimiento, ni tampoco excluye que tomes medidas para cambiar la situación o proteger los las derechos como individuos.

Qué es el Perdón: Es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida. Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros.
El perdón es una actitud que supone estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de las propias percepciones, comprendiendo que son opciones, no hechos objetivos. Una consecuencia del hecho de comprender que las percepciones son una opción, es que al cambiar las percepciones también cambian las reacciones emotivas.
Ejemplo: En lugar de un hombre furioso que se ve que le ataca momentos antes, se puede ver ahora a un niño pequeño frustrado y
asustado. Con mucha frecuencia es el niño interior herido o asustado de la otra persona, el responsable de su falta de delicadeza o de criterio maduro. Cuando somos adultos vive en nosotros este niño
interior herido, si en nuestra infancia se nos negó el amor, la comprensión y el consuelo que necesitábamos. El niño afectado continúa siendo una fuerza impulsora en la psique del adulto hasta
que se le reconoce y se le sana.
“El perdón es un proceso que nos exige cambiar nuestras percepciones una y otra vez”.

Ejercicio de capacidad de cambio de
percepción y perdón:
Imagínate que vas de camino a una importante reunión y te encuentras con un embotellamiento de tránsito, comienzas a preocuparte, sientes dolor de cabeza, que tienes los hombros tensos,
y piensas en las peores consecuencias de tu retraso, ahora, imagina durante un momento que estás allí en tu asiento como un manojo de nervios , te das cuenta de que tu ansiedad no hace avanzar más deprisa el automóvil que tienes delante ni el que tienes detrás,  inspiras hondo y sueltas un suspiro, te dices: “Relájate”, sientes cierto alivio, decides que cuando llegues a la reunión sencillamente explicarás lo que te ha sucedido, aceptas tu responsabilidad y planeas tomar acciones para evitar en lo posible volver a encontrarte en está misma situación, piensas, y a través de una reflexión concluyes… si está en tus manos resolver este asunto manos a la obra, sino es así, te despreocupas, sintonizas tu emisora de música favorita, te recuerdas de nuevo que tienes una opción en la forma de reaccionar ante esa situación y vuelves a afirmar que puedes relajarte, haces otra honda aspiración, pones el asiento hacia atrás, respiras profundamente y disfrutas de la oportunidad de estar a solas.

¿PERDONAR O ELUDIR?:
A veces se toman decisiones en nombre del perdón cuando no se  perdona en absoluto. Es importante no confundir perdonar con negar  los propios sentimientos, necesidades y deseos. Perdonar no significa ser pasivo y mantener un trabajo o una relación que evidentemente no funciona o nos hace daño. Es importante tener muy claros los propios límites. ¿Qué es aceptable para uno?. Si estamos dispuestos a permitir
repetidos comportamientos inaceptables en nombre del “Perdón”, lo más probable es que estemos utilizando el “Perdón” a modo de excusa para no asumir la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos o para evitar hacer cambios.

CAMBIAR NUESTRA VIDA CON EL PODER DEL PERDON SIEMPRE HA ESTADO A NUESTRA DISPOSICIÓN”

Estamos para ayudarte a libérate de esas experiencias que has vivido y aún te siguen lastimando.

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